¿Cuál es el tratamiento para un diente podrido?
Un diente podrido es aquel en el que las bacterias de la caries han dañado de forma grave su superficie. ¿Qué se hace en estos casos? ¿Se puede recuperar?
Los dientes podridos no son más que una forma de identificar a las lesiones cariosas extensas que han perjudicado gran parte de la superficie dentaria.
Es habitual denominar así a las piezas que presentan fracturas y manchas negras o que tienen un problema severo de acumulación de sarro.
Cuando estamos ante un diente de estas características, es fundamental ponernos en manos de un dentista para intentar salvarlo pues, de otro modo, podría caerse.
En este artículo, te explicamos los peligros de una dentadura podrida y cuáles son los tratamientos para devolverle la salud bucodental.
¿Por qué se habla de dientes podridos?
Cuando un paciente tiene una caries decimos que tiene un diente picado pero, cuando las bacterias ya han dañado de forma grave su superficie, decimos que está podrido.
Por ello, es una terminología que designa un grado de daño grave y que afecta de forma muy severa tanto a la estética como a la funcionalidad de la dentadura.
Las caries comienzan a formarse de una manera muy progresiva pero, si no se atajan a tiempo, terminan perjudicando la estructura interna del diente y provocando su pérdida.
Además, un aspecto relevante de este problema es que las bacterias pasan de una pieza a otra, por lo que no tratar un diente puede conllevar la misma lesión en los adyacentes.
¿Quién puede tener este problema?
Generalmente, asociamos los dientes con caries extensas a niños o adolescentes, pero lo cierto es que cualquier persona puede desarrollarlas.
De hecho, es posible tener lesiones cariosas desde que salen los primeros dientes de leche siendo bebés, denominadas como caries de biberón.
Por ello, cuando no se soluciona a tiempo un problema de caries, los dientes empiezan a pudrirse ya hablemos de personas adultas o de niños.
Tanto los dientes podridos de niños como de personas adultas pueden prevenirse a través de una higiene oral minucios
Proceso de formación de un diente podrido
La caries dental es fruto de la acción de los ácidos de la boca presentes en la placa bacteriana que no se han limpiado de forma efectiva.
Tal como apuntábamos antes, una caries se forma muy progresivamente, por lo que lo normal es que en sus primeras fases ni siquiera notes dolor.
De hecho, cuando notamos aflicción en un diente debido a este tipo de lesiones, es posible que ya sea necesario realizar un tratamiento más complejo que un simple empaste.
Para detectar a tiempo la caries, es importante acudir con frecuencia a un dentista, pues solo este profesional será capaz de determinar si tenemos una en formación.
Para que esta enfermedad bucodental se desarrolle y hablemos de un diente podrido, pasan las siguientes fases:
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En un inicio, las bacterias actúan sobre el esmalte, la capa externa de las piezas.
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Cuando este tejido se debilita, los agentes patógenos pasan a la dentina, que es la parte que protege la cámara pulpar.
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Dado que estos tejidos no se regeneran, se trata de un daño irreversible que solo puede tratarse mediante un empaste u obturación.
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Si no se actúa de forma precoz, las bacterias llegarán hasta la pulpa, que aúna los tejidos nerviosos y vasos sanguíneos del diente, provocando una infección o pulpitis.
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Una vez que la caries ha alcanzado estas capas internas, es inevitable que aparezcan manchas negras en la superficie dentaria y el diente empiece a fracturarse.
Cuando la dentadura está en estas condiciones es cuando hablamos de diente podrido, pero estos no son los únicos síntomas.
Otras consecuencias de no tratar las caries
La consecuencia más grave de un diente podrido es su caída pero, hasta llegar a este punto, el paciente experimenta otros efectos:
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Mal aliento o halitosis
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Presencia de dientes fisurados o con fracturas
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Dolor intenso y localizado al comer y bebes
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Aumento de la sensibilidad dental
Aunque se esté empezando a formar, continúan dañando el diente sin pausa, por lo que conviene realizar un empaste a tiempo.
¿Cómo se trata un diente podrido?
El tratamiento para curar una caries dental y, en última instancia, un diente podrido, varía según la gravedad del caso.
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Empaste dental
El empaste u obturación es un proceso por el que se elimina el tejido afectado por la caries y se rellena con un material llamado composite.
Es el tratamiento adecuado para las caries que están en proceso de formación, cuando el daño es leve.
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Incrustación
Mientras que el empaste se realiza en cualquier pieza, la incrustación solo se lleva a cabo en los molares.
Consiste en restaurar una muela cuando esta ha perdido gran parte de su superficie dentaria y no es posible tratarla únicamente con una obturación.
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Funda o corona
En caso de que el diente haya perdido demasiado volumen, está indicada la colocación de una funda para proteger la estructura.
De ser necesario, y para asegurar la correcta sujeción de la corona, es posible insertar un perno de fibra de vidrio.
Si la lesión ha alcanzado a la pulpa y se ha producido una infección, será necesario realizar una endodoncia o tratamiento de conducto antes de colocar la funda.
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Implante dental
Por último, cuando el daño al diente es demasiado grave y no es posible salvarlo, habrá que proceder a su extracción.
En este caso, el tratamiento adecuado es la inserción de un implante dental que sustituya la raíz dentaria y devuelva la estética y funcionalidad a la boca.
Dicho proceso solo se realiza en adultos, por lo que si se trata de un niño, el dentista puede valorar la opción de poner una prótesis removible.
¿Se pueden prevenir los dientes podridos?
Como hemos explicado, los dientes podridos son consecuencia de caries dentales que no se han abordado a tiempo.
Por ello, la mejor forma de mantener una dentadura sana es cuidando la higiene oral diaria.
Aparte de la ya más que conocida recomendación de cepillarte tres veces al día, queremos darte unos consejos prácticos para niños y adultos.
Utiliza flúor en el cepillado
El flúor es un componente que contribuye al fortalecimiento del esmalte, haciéndolo más resistente contra la acción dañina de las caries.
Sobre todo en niños, resulta muy beneficioso para su desarrollo dentario y evitar la aparición de caries infantiles.
Recurre a otros utensilios de higiene
El cepillo es el instrumento básico de higiene oral, ya sea manual o eléctrico, pues permite limpiar la cavidad oral junto con el dentífrico.
Pero, además, conviene incorporar el uso de otros utensilios, como el hilo dental y los enjuagues bucales.
Basta con usarlos una vez al día, preferiblemente en el cepillado nocturno antes de dormir.
Además, no olvides que la lengua forma parte de la boca y es donde se acumula un mayor número de bacterias, por lo que es muy recomendable limpiarla con un raspador lingual.
Para tener una higiene aún más completa, puedes usar también cepillos interproximales y un irrigador bucal.
Acude a las revisiones
Si gozas de una buena salud oral, lo aconsejable es acudir al dentista al menos una vez al año.
Esta frecuencia puede ser menor en caso de pacientes con problemas dentales, aunque será el odontólogo quien marque las citas según cada caso.
Además, con el fin de tener una higiene bucodental completa, es recomendable realizar una profilaxis cada 8 o 10 meses.
Recuerda que los dientes podridos no son solo cosa de niños y que cualquier persona puede sufrir de este problema si no trata sus problemas de caries.
Con una higiene adecuada en casa y en la clínica dental, podrás disfrutar de una boca totalmente funcional y sana.
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