Protrusión dental

Clínica dental / Mordida

La protrusión dental es un tipo de maloclusión caracterizada por un adelantamiento muy marcado de los incisivos superiores respecto de los inferiores. Las personas con esta posición en sus piezas pueden tener dificultades para mantener la boca completamente cerrada, ya que sus “paletas” asoman entre los labios. Tanto es así, que también se le conoce con el nombre de dientes de conejo.

Esta característica sonrisa está asociada a los niños, pero lo cierto es que encontramos pacientes adultos con protrusión dental. Por ello, es importante abordar esta maloclusión y así evitar las complicaciones asociadas.

A continuación, te explicamos a qué se deben los dientes de conejo, cómo puede afectar al día a día y la mejor manera de tratarlos.

¿Cómo saber si tengo protrusión dentaria?

Existen diferentes tipos de maloclusiones dentales, por lo que puede ser confuso identificar adecuadamente ante cuál estamos. La forma más certera de saber qué problema dental tenemos es acudiendo a un dentista, pero desde casa es posible identificar los síntomas.

La protrusión dental viene en casi todos los casos acompañada de la clase II o prognatismo, caracterizada por un maxilar superior más adelantado que la mandíbula. Por ello, al separar los labios manteniendo la dentadura cerrada, observamos una distancia demasiado grande entre las piezas superiores e inferiores.

En este caso, el origen de la maloclusión es esquelético, es decir, está en una incorrecta formación de las bases óseas faciales. Sin embargo, también es posible que, aun existiendo una correcta relación entre los huesos de la boca, sean las propias piezas las que no hayan erupcionado con la posición adecuada.

Protrusión dental

¿Cuál es la causa de la protrusión dental?

Ya hablemos de protrusión de origen esquelético o dental, lo cierto es que existen diversas causas que pueden originarla, siendo muchas de ellas hábitos que adoptamos durante los primeros meses de vida:

Succión del dedo pulgar

Es muy normal ver a recién nacidos chuparse el dedo con frecuencia, ya sea mientras está despierto o en las horas de sueño, como un acto casi involuntario. Sin embargo, este gesto aparentemente inocente, puede derivar en graves problemas dentales.

Durante los primeros meses de vida, las bases óseas están aún en formación, por lo que el movimiento continuado que requiere la succión del pulgar termina afectando al desarrollo de la boca. Al final, los dientes terminan adoptando una posición inadecuada que no solo conlleva protrusión, sino también otras maloclusiones, como la mordida abierta o malformaciones del paladar.

Excesivo uso del chupete o biberón

Otro hábito que, como padres, deberíamos vigilar es el uso prolongado tanto del chupete como del biberón. Al igual que sucede con el pulgar, el niño realiza ciertos movimientos bucales para mantener el chupe y beber del biberón. Aunque el tiempo de desarrollo de cada criatura puede variar, deberíamos ir acostumbrándole a dejar estos hábitos a partir del primer año de edad.

Los malos hábitos en bebés que duran demasiados años terminan originando problemas dentales, como la protusión

Deglución atípica

A diferencia de los puntos que acabamos de explicar, la deglución atípica no es una costumbre que podamos quitarle a nuestro hijo desde casa. La deglución atípica requiere de la terapia por parte de un logopeda y de un dentista, ya que implica una malposición lingual a la hora de tragar.

Así, en lugar de posicionar la lengua en el paladar, el niño deglute apoyándola en la cara interna de los dientes superiores. Este continuo empuje de los dientes hace que la dentadura se mueva, provocando la protrusión.

Causas genéticas

Por último, la herencia genética tiene un gran peso en el desarrollo de los bebés y es también una cuestión a tener en cuenta. Aunque no es posible evitar los genes, sí que podemos diagnosticar de forma precoz cualquier tipo de anomalía dental.

Si los padres tienen maloclusiones, como la clase II, es probable que el bebé también la tenga. Por ello, no está de más llevar al niño a un ortodoncista a partir de los 5 o 6 años de edad.

Actúa a tiempo

Corregir maloclusiones entre los 5 y los 11 años asegura una ortodoncia más sencilla y menos costosa que esperar a la adultez.

¿Cuáles son las consecuencias de la protrusión dental?

Ahora que sabemos qué es y cómo identificar la protrusión dental, vamos a explicar las complicaciones que conlleva. Lo primero en lo que podemos pensar es en el factor estético, y es que enseñar demasiado los incisivos centrales superiores al sonreír afecta a la armonía de nuestra sonrisa.

Pero más allá de la imagen, la protrusión acarrea problemas de desgaste dental. Al no tener la posición correcta, los dientes no pueden repartir de forma homogénea las cargas masticatorias. A medida que los dientes se van desgastando, es decir, perdiendo volumen en el esmalte, es más probable que se produzcan roturas o fisuras.

Además de esto, especialmente en casos muy severos, los niños tienen dificultades para hablar con normalidad. Es en los primeros años cuando aprenden los diferentes fonemas y, al chocar los dientes con la lengua, no pueden desarrollar correctamente sus habilidades comunicativas. Es común que los niños con protrusión dental tiendan a cecear.

Tratamientos para la protrusión de los dientes

El tratamiento orientado a corregir los dientes de conejo es una ortodoncia. Sin embargo, el proceso varía si hablamos de un niño o de un adulto.

En niños

Antes hemos comentado que conviene llevar a nuestro hijo a un ortodoncista a partir de los 5 años. Esto se debe a que, en este momento, sus bases óseas están en fase de crecimiento. Por ello, podemos actuar sobre ellas y guiar su desarrollo, corrigiendo problemas de posición y/o tamaño mediante la ortodoncia interceptiva o infantil.

Abordar las maloclusiones en estos años es la mejor forma de conseguir una oclusión óptima mediante un tratamiento sencillo y poco invasivo.

Tratamiento de ortodoncia

En personas adultas

Por el contrario, a partir de los 12 años, aproximadamente, el desarrollo esquelético facial concluye y ya no es posible actuar sobre los huesos a través de la ortodoncia. Por ello, en caso de protrusión dental de origen esquelético en personas adultas puede llegar a ser necesario recurrir a una cirugía ortognática.

Esta intervención siempre se combina con un tratamiento de ortodoncia. De este modo conseguimos, por una parte, conseguir el tamaño y/o posición idóneos de los huesos y, por otra, llevar los dientes a la posición que le corresponde dentro de su arcada.

Como ves, lo más recomendable es actuar en edades tempranas y evitar tratamientos más invasivos en la adultez. En Ferrus&Bratos somos especialistas en ortodoncia, tanto en niños como en adultos. Por ello, podremos solucionar la maloclusión clase II y la protrusión dental.

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Dra. Patricia Bratos
Dra. Patricia Bratos
Ortodoncista / Fundadora de la Clínica Dental Ferrus & Bratos

Patricia Bratos es fundadora de la Clínica Dental Ferrus & Bratos, donde ejerce de ortodoncista. Es licenciada en Odontología y se especializó a través del Máster en Ortodoncia de la Universidad Complutense de Madrid. Está acreditada para llevar a cabo cualquier tratamiento ortodóncico, como Incognito e Invisalign. En este último, cuenta con los máximos reconocimientos: Invisalign Diamond Provider -por el número de casos tratados en el último año- y Club Advantage Elite -por ser una de los 50 ortodoncistas con más pacientes tratados en Europa, Oriente Medio y África-. Si quieres sabes más sobre la doctora Bratos puedes consultar su curriculum vitae, y su página personal.

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