Cómo limpiar la lengua para tener una salud bucodental completa
Nuestra salud bucodental también pasa por limpiar correctamente la lengua. Descubre las técnicas y productos a utilizar para mantener tu lengua limpia.
A la hora de cepillarnos los dientes tenemos muy interiorizados ciertos pasos a seguir: sabemos que, además de elegir una pasta de dientes adecuada, conviene usar colutorios e hilo dental pero, ¿sabes cómo limpiar la lengua?
La mayoría de personas tendemos a olvidar una parte fundamental de nuestra boca que nos asegura una higiene diaria completa: la lengua.
Y es que aunque no prestemos la debida atención a este punto, saber cómo limpiar la lengua es esencial puesto que se trata de la parte del cuerpo que más bacterias acumula.
Índice de contenidos
La importancia de limpiar bien la lengua
La lengua es un músculo que desempeña un papel fundamental en la cavidad bucal, ya que realiza funciones en la masticación, la deglución, el habla y el sentido del gusto -gracias a las papilas gustativas-.
Además, conocer la anatomía de la lengua nos ayuda a entender por qué es necesario higienizarla diariamente.
Por su propia forma, el dorso de la lengua no es liso, sino que cuenta con una superficie irregular formada por diferentes surcos.
Es en dichos huecos donde tienden a acumularse los restos de alimentos que no se han eliminado eficazmente con el cepillo.
Todos los residuos que no se retiran provocan el desarrollo de bacterias y la posterior aparición de la halitosis o mal aliento.
Y no solo esto, sino que la proliferación de agentes bacterianos favorece la aparición de otros problemas bucodentales, como las caries dentales o las enfermedades periodontales -gingivitis y periodontitis-.
La lengua es la gran olvidada de la limpieza bucal diaria, a pesar de que es la parte del cuerpo donde más bacterias se acumulan
¿Cómo sé si mi lengua está libre de bacterias?
Antes de explicar con detenimiento cómo limpiar la lengua, es importante saber identificar cuándo no se tiene una higiene adecuada.
Para saberlo, puedes hacer la prueba ahora mismo, tanto solo tienes que colocarte frente al espejo, sacar la lengua y observar su aspecto.
De manera natural, la lengua presenta un color rosado, por lo que este debe ser el tono predominante en circunstancias normales.
Por el contrario, si cuando sacas la lengua notas una capa blanquecina o amarillenta que cubre parte de su dorso, significa que no está limpia.
En la mayoría de ocasiones, la lengua blanca es sinónimo de falta de higiene.
A su vez, esto conlleva a que se acumulen bacterias y guarda relación directa con el mal aliento.
¿Qué más puede suponer la lengua blanca?
Aunque el color blanquecino se suele asociar a una lengua con bacterias, en ocasiones puede ser síntoma de que tenemos alguna afección.
En concreto, diversas enfermedades comunes de la lengua como la candidiasis oral, la leucoplasia o el liquen plano oral pueden originar este cambio de color.
Saber distinguir si tenemos uno de estos problemas o si simplemente requerimos de una mejora en la higiene oral es muy sencillo.
Basta con limpiar la lengua blanca y, si los restos de comida y bacterias se retiran, volviendo la lengua a adquirir su tonalidad habitual, no deberíamos preocuparnos.
En caso de que los síntomas persistan, es decir, que a pesar de la profilaxis continúe el color blanquecino, es aconsejable acudir a una clínica dental de confianza para obtener un diagnóstico fiable.
El cepillado resulta insuficiente para tener una buena salud bucal, por lo que merece la pena dedicar varios minutos a la limpieza de nuestra boca para evitar problemas futuros.
Asegura tu higiene con un raspador lingual
Con el fin de lavar la lengua adecuadamente, los dentistas recomiendan incorporar un elemento extra a las rutinas de higiene: el limpiador o raspador lingual.
Y es que al igual que el hilo dental o los cepillos interdentales contribuyen a la profilaxis de los dientes y encías, este instrumento ha sido diseñado específicamente para la lengua.
Como hemos mencionado antes, el dorso lingual presenta rugosidades, y el uso del raspador es la forma ideal de eliminar los restos acumulado en esta zona.
Puedes comprar un limpiador lingual en farmacias, pero también en casi cualquier supermercado o a través de una compra por Internet.
Debido a que existe una amplia variedad de marcas -Oral B, Vitis, Colgate…-, es posible que no sepas por cual decantarte.
Si tienes dudas, puedes consultarlo con tu higienista dental de confianza y te dará consejo sobre cuál es más adecuado para ti.
El tamaño y forma del raspador puede variar, así que podrás optar por el que mejor se adapte a la anatomía de tu lengua.
Además, puedes comparar los distintos productos disponibles en función de su precio o las opiniones de los usuarios.
¿Cómo se usa el raspador lingual?
Para que el uso del raspador resulte efectivo, te vamos a explicar la técnica que debes seguir.
Su uso es muy sencillo, aunque puede que al principio tengas que acostumbrarte hasta que aprendas cómo limpiar la lengua sin arcadas.
Aun así, no es habitual tener sensación de náuseas cuando se emplea dicho instrumento.
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Como su propio nombre indica, debes raspar la lengua suavemente mediante unos movimientos de dentro hacia afuera, es decir, desde la zona más profunda de la lengua hasta la punta.
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Con el fin de asegurarte de estar limpiando todas las partes de la lengua, repite esta acción varias veces, no solo por la superficie sino también por el dorso.
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Recuerda que tras cada pasada, es conveniente que enjuagues el raspador con agua.
¿Puedo usar mi cepillo para limpiar la lengua?
Si estás pensando si realmente necesitas un raspador o si te compensa tenerlo en casa, existen otras opciones.
Además del limpiador lingual como elemento individual, existen algunos cepillos de dientes que ya lo traen incorporado.
En concreto, los últimos modelos de cepillos eléctricos incluyen en casi todos los modelos un cabezal que funciona como este instrumento.
Pero si utilizas habitualmente un cepillo manual, igualmente puedes encontrar ciertos tipos que también incorporan esta funcionalidad.
Estas pueden ser dos alternativas aptas en caso de no contar con un raspador lingual.
Lo que no es recomendable es emplear las cerdas de un cepillo tradicional para este fin.
Además de no contar con la cara específica que hemos mencionado, no ofrecen los mismos resultados que los limpiadores linguales.
Esto se debe a que las cerdas están pensadas para higienizar una superficie dura como el diente, y no un músculo como la lengua.
¿Cuándo debo utilizar el raspador?
Como ya hemos avanzado, la higiene de la lengua debe ser una tarea rutinaria y por ello es conveniente usar el raspador al menos una vez al día, siendo el momento de antes de irnos a dormir el momento más idóneo.
Debido a que por la noche segregamos una menor cantidad de saliva, que evita el acúmulo de placa bacteriana, es el cepillado más importante.
Una vez nos hemos lavado los dientes y pasado el hilo dental, es momento de usar el raspador lingual.
Aconsejamos utilizar un enjuague bucal tras pasar el limpiador, pues así habremos llevado a cabo una completa rutina de higiene antes de irnos a dormir.
Así, estaremos manteniendo a raya las bacterias y, por tanto, contribuyendo a despertarnos a la mañana siguiente con un aliento más fresco.
Como ves, incorporar el uso del raspador lingual a nuestra higiene diaria solamente lleva uno o dos minutos.
Y dado el perjuicio que ocasiona el no hacerlo, merece mucho la pena dedicar este tiempo para tener una salud bucal óptima.
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